jueves, 20 de mayo de 2010

El Conjuro de los Aromas





La mujer es como una fruta que sólo exhala su fragancia cuando la frotan con la mano. Toma, por ejemplo, la albahaca: a menos que la calientes con los dedos no emite su perfume. ¿Y sabes, por ejemplo, que a menos que el ámbar sea entibiado y manipulado retiene su aroma?
Es igual con la mujer: si no la animas con tus caricias y besos, con mordiscos en sus muslos y abarazos apretados, no obtendrás lo que deseas; no experimentarás placer cuando ella comparta tu diván, y ella no sentirá afecto por ti.- De El jardín perfumado


(Texto que pertenece al libro Afrodita, de Isabel Allende)

1 comentario:

c dijo...

interesannnnte. se tendrá en cuenta.